La leche materna es el mejor alimento y el más completo que puede recibir un recién nacido; le brinda todos los elementos que necesita para un crecimiento y desarrollo saludables.
Es recomendable que el niño tome solo leche materna hasta los 6 meses y en lo posible en ese período evitar cualquier otro alimento o líquido: agua, té, jugos u otros. Asimismo, se recomienda continuar dándole la teta hasta los 2 años, o más.
El contacto “piel a piel” es fundamental: es muy importante que la mamá ponga a su bebé contra el pecho al momento de nacer y amamantarlo, si es posible, dentro de la primera hora de nacido. Además, la lactancia materna favorece y fortalece la relación de afecto entre la mamá y el pequeño.
El calostro (primera leche de la mamá, de color amarillento) es el mejor alimento que puede recibir un recién nacido, ya que lo defiende de las infecciones más comunes. La leche materna siempre está adaptada a las necesidades y posibilidades del niño o niña, por eso la digiere mejor que a cualquier otra leche.
La leche materna es más segura e higiénica, nunca es de mala calidad. Está siempre disponible a la temperatura justa.
A través de la leche se transmiten al bebé factores de protección (“anticuerpos”) que lo resguardan contra las enfermedades más comunes, hasta que sea capaz de formar sus propias defensas.
Para que una mamá pueda alimentar a su bebé exclusivamente con leche durante los primeros 6 meses, se aconseja una alimentación de manera adecuada:
Consumir todos los días frutas y verduras de todos los colores, bien lavadas.
Tomar abundante agua (entre 2 y 3 litros por día).
Consumir todos los días leche, yogur o queso.
Tratar de comer un poco de carne todos los días.
Consumir cereales y legumbres todos los días (pastas, fideos, arroz, harinas, polenta, maíz, trigo, avena, panes, porotos, garbanzos, lentejas, soja y arvejas secas).
Evitar las dietas para adelgazar. Amamantar ayudará a recuperar el peso que la mamá tenía antes del embarazo.
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