En 1947, de la mano de Eva Perón, las mujeres adquieren el derecho de elegir y de que se visualice su representatividad, al poder ser elegidas. Este legado histórico se proyectó en la lucha de las mujeres, para que sus voces entraran en el espacio público de la política.
Así en 1991, fue aprobada la Ley de Cupo que amplió las posibilidades de participación real de las mujeres y en el año 2000, se amplió su aplicación, para las elecciones directas del Senado de la Nación. Con ello, en el año 2005 la participación de mujeres en el Congreso Nacional fue de 43,66% en el Senado y 33.46% en Diputados.
El aporte cualitativo que significa esta representación de las mujeres en el Congreso Nacional promueve leyes y proyectos de inclusión y equidad social, como ser: leyes de salud sexual y procreación responsable, leyes nacionales y provinciales sobre violencia familiar; ley de jubilación anticipada, de educación nacional; registro de deudores morosos de cuotas alimentarias, modificación de tipologías discriminatorias del Código Penal, etc.
En el correr del año 1947, en su lucha por igualar derechos, Eva Perón enunciaba:
”La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de un hogar, debe ocupar su sitio en el complejo engranaje social de un pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de la mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos.”
”En los hogares argentinos del mañana, la mujer, con su agudo sentido intuitivo, estará velando por su país al velar por su familia. Su voto será el escudo de su fe. Su voto será el testimonio vivo de una esperanza, de un futuro mejor”
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